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Cómo mudarme de los EE. UU. al Reino Unido transformó mi salud

Mariá

  • Fecha de actualización: junio 16, 2025
  • Fecha de publicación: marzo 4, 2025
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Cuando Emily Johnson se mudó de los Estados Unidos al Reino Unido, no solo experimentó un cambio de escenario; vivió una transformación completa en su salud. Lo que comenzó como una simple reubicación pronto se convirtió en el catalizador para un viaje hacia el bienestar, con menos estrés, piel más clara y un renovado sentido del equilibrio.

La vida en los EE. UU.: la lucha por mantenerme saludable

Como muchos estadounidenses, Emily estaba familiarizada con los consejos de salud que circulan por todas partes: reducir el estrés, caminar más, comer mejor y pasar tiempo al aire libre. Como escritora de salud en EE. UU., no le eran desconocidas estas pautas, pero implementarlas en su vida personal resultaba difícil.

En los EE. UU., caminar era una lucha constante. Ya fuera por la falta de espacios adecuados para peatones o el estilo de vida ajetreado que requería conducir a todas partes, conseguir los pasos suficientes cada día parecía una tarea imposible. Las presiones del trabajo y de la vida cotidiana hacían que gestionar el estrés fuera un desafío constante, y aunque sabía lo importante que era reducir el consumo de azúcar, Emily a menudo caía en la tentación de la comida rápida y los dulces.

"Después de un día ajetreado, visitar Culver’s o Chick-fil-A era simplemente demasiado fácil", recuerda Emily. "Y cuando comencé a ser autónoma, perdí por completo el equilibrio entre el trabajo y la vida personal. La atención médica fue otro problema: aunque técnicamente tenía seguro, no entendía cómo usarlo ni qué cubría".

Frustrada por la lucha constante por mantener un estilo de vida saludable, Emily decidió tomarse un descanso y viajar durante un tiempo. Esta decisión la llevaría al Reino Unido, donde todo cambiaría.

Un nuevo comienzo en el Reino Unido

El viaje de Emily dio un giro inesperado cuando comenzó una relación con un británico que sugirió pasar cinco meses en su ciudad natal en las Midlands del Reino Unido. Al principio, Emily se mostró escéptica. Temía que el Reino Unido fuera como su ciudad natal en los EE. UU., solo que con más lluvia. Sin embargo, lo que encontró fue una tranquila y pintoresca ciudad construida a lo largo de un canal, nada como lo había imaginado.

La pequeña ciudad ofrecía un contraste radical con su vida en los EE. UU. Emily podía caminar fácilmente hasta la tienda de comestibles, que estaba llena de productos frescos y asequibles. Varios gimnasios estaban a diez minutos a pie de su apartamento, y a pesar de la lluvia frecuente, los lugareños se saludaban cordialmente, creando un ambiente que se sentía acogedor y relajante.

"Podía fácilmente alcanzar los 10,000 pasos al día solo haciendo cosas cotidianas, como caminar para tomar un café o visitar amigos", dice Emily. "El cambio fue inmediato. Mi piel mejoró, mi nivel de estrés bajó y ya no sentía la necesidad constante de azúcar que tenía en los EE. UU.".

Aunque Emily seguía manejando su mismo negocio con los mismos clientes y las mismas horas, su salud física y mental mejoró casi de inmediato. El ritmo de vida en el Reino Unido le permitió relajarse y concentrarse en lo que más importaba: su salud.

El diente dulce que desapareció

Uno de los cambios más notables fue la desaparición del diente dulce de Emily. En los EE. UU., ella tenía un fuerte deseo de comer dulces que comenzaba por la mañana y persistía durante todo el día, alcanzando su punto máximo después de la cena. Sin embargo, en el Reino Unido, su deseo por el azúcar desapareció casi por completo.

"Casi no sentía ganas de comer algo dulce, salvo por un dulce ocasional los fines de semana", explica. "Fue una diferencia radical respecto a mis antojos de azúcar en los EE. UU., que eran constantes".

Un breve regreso a los EE. UU

Después de pasar cinco meses en el Reino Unido, Emily y su pareja regresaron brevemente a los EE. UU. para finalizar su solicitud de visa. No pasó mucho tiempo antes de que sus viejos hábitos volvieran a aparecer. Desde el momento en que llegaron, la familia de Emily los recibió con sus dulces estadounidenses favoritos, y la conveniencia de la comida rápida resultó demasiado tentadora.

"La comida rápida estaba más sabrosa de lo que recordaba", admite. "Y mis tranquilos paseos por el canal se convirtieron en un viaje en auto de 15 minutos al gimnasio. Antes de darme cuenta, mi diente dulce había vuelto, y me costaba más que nunca alcanzar los 10,000 pasos al día".

Establecerse en el Reino Unido para siempre

Después de pasar unos meses en los EE. UU., se aprobó la visa de Emily, y regresó al Reino Unido para quedarse definitivamente. Esta vez, estaba comprometida a abrazar su nuevo estilo de vida.

"Vivir en el Reino Unido cambió todo para mí", reflexiona Emily. "Fue como presionar el botón de reinicio. Los problemas de salud que enfrentaba en los EE. UU. desaparecieron cuando me mudé a un entorno más relajado, donde caminar, comer alimentos frescos y gestionar el estrés se volvieron mucho más alcanzables".

Ahora, viviendo en el Reino Unido, Emily continúa disfrutando de un estilo de vida equilibrado que apoya tanto su bienestar físico como mental. Los simples cambios en su entorno—desde caminar hasta la tienda hasta disfrutar de la atmósfera amistosa—tuvieron un impacto profundo en su salud.

Para cualquier persona que se sienta abrumada por las presiones de mantener un estilo de vida saludable, la historia de Emily es un recordatorio de que a veces, solo hace falta un cambio de entorno para que lo que parecía imposible se vuelva posible.

¡Ver en la oscuridad ya es posible! Te contamos cómo!

Mariá

  • Fecha de actualización: junio 11, 2025
  • Fecha de publicación: junio 3, 2025
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Un equipo de científicos ha desarrollado unas lentes de contacto revolucionarias que permiten a los humanos ver en completa oscuridad, algo que hasta ahora solo parecía posible en películas de ciencia ficción.

Estas lentes no requieren baterías ni fuentes de energía externas y, a diferencia de los dispositivos tradicionales de visión nocturna, funcionan incluso cuando el usuario cierra los ojos.

Detrás de este avance está el profesor Tian Xue y su equipo de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, quienes afirman que esta innovación podría dotar a las personas de una especie de «supervisión». «Nuestro trabajo abre nuevas posibilidades para el desarrollo de dispositivos portátiles y no invasivos que amplíen nuestras capacidades visuales», explicó el profesor Xue.

Se podrá ver en la oscuridad y con los ojos cerrados

Uno de los aspectos más llamativos de esta tecnología es que los usuarios pueden detectar señales infrarrojas, como destellos similares al código Morse, en la oscuridad total. Y sorprendentemente, el rendimiento mejora con los ojos cerrados, ya que así se elimina la interferencia de la luz visible.

Esto se debe a que el infrarrojo cercano, una franja de luz que se sitúa justo más allá del espectro visible humano (entre los 800 y 1600 nanómetros), penetra con mayor eficacia los párpados que la luz que normalmente podemos ver. «Cuando los sujetos cierran los ojos, reciben mejor la información infrarroja intermitente, ya que la luz visible interfiere menos», afirmó el investigador.

Para lograr esta hazaña, los científicos utilizaron nanopartículas capaces de absorber luz invisible al ojo humano y convertirla en longitudes de onda perceptibles. Estas partículas fueron incorporadas en polímeros suaves, flexibles y biocompatibles similares a los que se utilizan en las lentes de contacto blandas convencionales.

Ya se ha probado en humanos y los resultados son prometedores

En pruebas realizadas, las personas que usaron las lentes fueron capaces de identificar patrones y señales de luz infrarroja en entornos completamente oscuros. Sin las lentes, simplemente no veían nada; pero al ponérselas, podían distinguir claramente los destellos de luz infrarroja.

«Los resultados fueron contundentes: sin las lentes no había percepción alguna, pero una vez colocadas, el parpadeo de la luz infrarroja se hacía evidente», explicó el profesor Xue.

Además de mejorar la visión nocturna, los investigadores realizaron un ajuste adicional a las lentes: modificaron las nanopartículas para que pudieran asignar distintos colores visibles a diferentes longitudes de onda infrarrojas. Por ejemplo, los 980 nanómetros se traducían en luz azul, los 808 nanómetros en verde y los 1.532 nanómetros en rojo, permitiendo así una mayor percepción de detalles en lo que se observa.

Podría ayudar a personas daltónicas

Este sistema de codificación por colores podría tener aplicaciones más allá de la visión nocturna. Según el equipo, en el futuro podría ayudar incluso a personas con daltonismo, al permitirles ver colores que de otro modo no podrían detectar. «Transformar la luz roja visible en otra como la verde, por ejemplo, podría hacer que lo invisible se vuelva visible para personas con deficiencias visuales», comentó el profesor Xue.

Por el momento, estas lentes de contacto solo pueden captar radiación infrarroja proveniente de fuentes LED. Sin embargo, los investigadores ya están trabajando para aumentar la sensibilidad de las nanopartículas, de forma que puedan detectar niveles más bajos de luz infrarroja.

«Nuestra intención es seguir colaborando con expertos en óptica y ciencia de materiales para perfeccionar las lentes, mejorando su sensibilidad y capacidad de resolución espacial», añadió Xue.

Este trabajo fue publicado en la revista Cell, donde los autores subrayan la importancia de la luz como medio para interpretar el entorno. «La luz es fundamental para que los seres vivos comprendan el mundo. No obstante, los mamíferos solo pueden percibir una pequeña fracción del espectro electromagnético», señalan en el artículo. «Esto implica que más de la mitad de la energía solar, que se presenta como radiación infrarroja, permanece fuera de nuestro alcance sensorial».

«Aquí presentamos unas lentes de contacto con capacidad de conversión de infrarrojo cercano, que destacan por su flexibilidad, compatibilidad biológica y propiedades ópticas adecuadas. Quienes las usaron fueron capaces de detectar con precisión señales temporales en infrarrojo cercano —como patrones de código Morse— e identificar imágenes en ese rango.

Lo más curioso es que, al cerrar los ojos, la discriminación de luz infrarroja resultó incluso más efectiva que con los ojos abiertos».

Además, esta tecnología ofrece usos prácticos inmediatos. Según los investigadores, la luz infrarroja intermitente podría utilizarse para transmitir información en sectores como la seguridad, el rescate, la criptografía o la lucha contra la falsificación, gracias a su capacidad para ocultar información a simple vista.